En enero de 1996, a través de la página cultural Raíces del diario La Antena, publicamos una reseña del artista plástico cubano, Mario Martínez Martínez; la fotografía y material de apoyo para el artículo en cuestión fue suministrado por nuestro amigo, el productor y columnista deportivo Víctor Martínez Rodríguez (1935-2012), quien lo conoció en la isla y fue su amigo. Mario quería viajar a Venezuela y específicamente, a Villa de Cura.
Se trataba de un pintor autodidacta, pero miembro de la Presidencia del Contingente Cultural Juan Martinello de Cuba, responsable de las Artes Plásticas en la Habana. Con más de diez exposiciones individuales en su haber, desarrollaba la técnica mixta en cartulina con buen dominio del color “utilizando en planos de reducida extensión”, como dijo un conocedor de su obra. Participó en numerosas exposiciones colectivas y en el Salón Nacional del pequeño formato por esos años noventa. Fue Asistente de Dirección Artística de la empresa de espectáculos del INTUR. Traductor graduado en idiomas: francés e italiano. Operador de audio y televisión. Se consideraba “un habitante del planeta caribeño”.
Martínez cultivó un estilo personal que reflejaba la temática latinoamericana de integración; para entonces, obras suyas estaban diseminadas en países como Rusia, Bélgica, Yugoslavia, Italia, Francia, México, Panamá España, Argentina y Venezuela.
Además del gusto por el color, Martínez refleja en sus obras la diversidad y colorido de las aves, y los peces de la isla, unidos al color de su bandera, “con marcada insistencia por la línea”, sin descontar la presencia de “lo subjetivo llevado hasta lo onírico”, con gran fantasía y sensibilidad, así como una reconocida influencia del arte azteca.
Hasta donde sé, tal vez Mario Martínez no cumplió su sueño de viajar a Venezuela, pero nos envió una muestra de su obra, y su sentimiento de solidaridad con la tierra de Bolívar.
Después de veinte años lo traemos al recuerdo al ver de nuevo una de sus obras, una cartulina amarillenta por el paso del tiempo y una dedicatoria que nos llena de cierta nostalgia por la ausencia de amigos que han dejado huella en nuestro espíritu amante del arte y la poesía.
Texto y reproducción de la foto y obra: Argenis Díaz
Mario Martínez Martínez en su estudio de La Habana. Cuba. 1996 |
Obra de Mario Martínez M. Reproducción en blanco y negro. 1993 |
Detalles de la obra de Mario Martínez. 1997 |
Fragmento de la dedicatoria. 1997. |
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