Evelio Giusseppi alcanzó una cultura visual sin precedentes en la región central y un lenguaje plástico, propio, definido y sólido. Se alimentó de las tendencias artísticas imperantes en el interior del país, vinculadas al paisajismo y la figuración a la manera del Círculo de Bellas Artes, la escuela de Caracas, el Realismo y los primeros movimientos abstractos. Su obra evidencia de igual modo, el estudio de las técnicas impresionistas, post impresionistas y de las primeras vanguardias europeas, que empezaron a sentirse a principios del siglo XX, en Venezuela y seguían vigentes en el interior de nuestro país.
Con sabio manejo del dibujo, la composición, el color, la luz y una pincelada gestual y cargada de pasta, Giusseppi, se paseó por diversidad de temáticas y motivos, con audacia, maestría y apasionamiento.
El paisaje local y nacional, fue un gran tema en su obra: colorido, luminoso y vibrante; así como las expresivas y pintorescas escenas de costumbres. Sus parcos, tranquilos y enigmáticos bodegones, contrastan con las dramáticas y desgarradoras representaciones de indígenas y las agitadas peleas de gallos, saturadas de manchas de color, pinceladas rápidas y enérgicas.
Las serenas y coloridas imágenes florales, los desnudos y las terrosas escenas de toros, nos confirman que Evelio Giusseppi fue un maestro que no tuvo limitaciones, ni dudas a la hora de abordar todas las temáticas clásicas de la pintura universal y nacional. Cada temática, los motivos y las formas de representarlos, le permitieron consolidar una trayectoria artística extensa y desarrollar, al mismo tiempo, una labor educativa y de acción socio-cultural de gran impacto en la región. El artista se dio al hermoso ejercicio de sembrar y estimular en las personas el amor por la práctica pictórica.
Y es que Evelio Giusseppi es considerado por los cronistas, historiadores e investigadores de la cultura y el arte, como el personaje que más ha trabajado en pro del desarrollo de la cultura y el arte en el Municipio Sucre; pero su labor fue más allá, se extendió a los municipios circunvecinos y a poblaciones de otros estados.
El artista, se convirtió en un faro que irradiaba luz en los valles centrales de Aragua; con su extensa labor educativa, fue un forjador de nuevas generaciones, de personas sensibles al arte, de artistas serios y comprometidos. Fue un gran padre que acogió a todos, a los interesados en aprender la pintura, en cualquiera de sus técnicas y expresiones. Niños, niñas, jóvenes y adultos, se acercaron a él, para aprender, para beber de su fuente inagotable, rebosante de sabiduría y color.
Todos con entusiasmo, fueron acogidos en el Taller Libre de Cagua, pero también en los numerosos cursos que impartió en diversas comunidades de toda la región central, en diversas localidades como una forma de mostrar y confrontar el talento local, de promover, difundir, reconocer a los artistas y darles un lugar en la sociedad.
Preocupado por la memoria histórica del Municipio Sucre, fundó el Museo de Arte e historia de Cagua que en un principio funcionaría en la Casa de la Cultura y luego en la vieja Casa Guipuzcoana, rescatada y acondicionada tras largas y arduas gestiones por parte del artista ante las instancias gubernamentales del municipio. Actualmente funciona en ese valioso inmueble, cargado de historia, memoria e identidad.
La fecunda vida de Evelio Giusseppi Flores fue de un trajinar incesante desde el principio; de constancia, disciplina, empeño y pasión por lo que hacía y por lo que movía sus fibras más profundas: el arte de la pintura, y la gente que debía conocerlo y disfrutarlo como parte de su patrimonio. La ciudad de Cagua lo adoptó como hijo ilustre, y el artista en agradecimiento por tal acogida, le entregó su vida y su arte, lo más valioso que tenía y podía ofrecer.
Editado: JAD
Fotos: Archivo del pintor de Cagua.
Obra de Evelio Giusseppi. Cagua. |
Obra de Evelio Giusseppi. Cagua. |
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